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5 junio 2014 4 05 /06 /junio /2014 15:02

 Foto de GaralDespierta Santilé

 

Sancti Spíritus, la cuarta villa cubana situada casi al centro del país, es un ejemplo de fusión cultural, de mezcla de la población indígena con la española y la africana, sin desdeñar a los cientos de chinos que llegaron a este territorio entre los siglos XVIII y XX.

 

Es la cabecera de la provincia homónima, conserva en su centro histórico edificaciones de diversos estilos que enriquecen el enrevesado entramado urbano.

 

Su población tiene el mismo  origen que sus hermanas Baracoa, Bayamo y Trinidad,  semejantes conquistadores precedidos por  el Adelantado Diego Velázquez e igual doctrina para “apaciguar a los indígenas” en la presencia de los padres Juan Tesín y Bartolomé de las Casas, este último transformado por el dolor en protector de los indios.

 

La también conocida como la villa del Yayabo está de fiestas por la celebración del medio milenio de fundada, con un rostro renovado que le da vida a la ciudad Monumento Nacional.

 

Conserva sus raíces coloniales, tradiciones que perduran,  tesoros en la arquitectura y en las manifestaciones culturales: literatura, plástica, danza y la música con los llamados “puntos espirituanos”.

 

 A decir del Doctor Eusebio Leal Spengler, director de la Red de Oficinas de las Ciudades Patrimoniales de Cuba, una ciudad como esta, de tan arraigadas tradiciones patrióticas, literarias y musicales, con una arquitectura tan singular y diferente, es un privilegio para toda la nación.

 

 Villa del Espíritu Santo

 

En sus primeros años de creada en Pueblo Viejo, a unos ocho kilómetros de su ubicación actual junto a la vera del Yayabo, se denominó Espíritu Santo.

Es la única con nombre en latín en Cuba.

 

En 1544 contaba con 18 matrimonios (de origen ibérico), 14 negros, 50 indios domésticos y 58 naborías o “encomendados”, una vía utilizada por la Corona para la recaudación, pero en la realidad sometía a los nativos a una esclavitud más humillante.

 

Tres décadas después, cuando se formó el primer censo de población, el territorio espirituano tenía cinco mil 633 blancos y dos mil 632 negros esclavos, incluyendo algún descendiente de los indígenas que fueron exterminados en menos de un siglo.

 

Entre sus símbolos locales se encuentra la Iglesia Parroquial Mayor edificada en cuatro ocasiones, la última de ellas en 1680, de mampostería –ladrillo y mezcla-.

Sobresalen sus valores arquitectónicos, la torre de estilo románico, coronada por una cúpula. De su altar fue robado, por los piratas, el único “gallo de oro” que se conozca fue fundido en la isla en el siglo XVII.

 

Otro edificio relevante es el Teatro Principal que a decir los historiadores de la época, fue el de mayor lujo de la isla.

 

Se integra al conjunto colonial el puente sobre el río Yayabo, erigido entre 1817 y 1831, con ladrillos y argamasa de la región, con cinco grandes arcos, en un estilo románico, único de su tipo en el país.

 

Esta obra de gran majestuosidad considerada un Museo Abierto, fue concebida en sus inicios para el cruce de volantas, caballos y carretas tiradas por bueyes que fue el principal medio de transporte de mercancías y materiales constructivos.

 

En su ejecución participaron los maestros andaluces Domingo Valverde y Blas Cabrera, quienes dirigieron a una fuerza de trabajo compuesta por presos locales y esclavos.

 

La obra esta rodeada de leyendas fantásticas, de güijes, luces y diablitos que salen en días de “furia de la naturaleza”.  

 

También han trascendido versos, la mayoría de autores desconocidos, que muestran la nobleza de los pobladores: En el río del Yayabo hay una piedra bendita donde se bañan las viejitas y se vuelven señoritas.

 

Otro símbolo local es la Guayabera, la más criolla de las prendas de vestir del cubano.

 

Se afirma que tiene su origen en un tipo de camisa de tres bolsillos y manga corta que los españoles introdujeron en la villa durante el siglo XIX, denominada Yayabera.

 

Tiempo después comenzó a denominarse Guayabera, por el hábito de los enamorados de llenar los bolsillos de guayabas para sus galanterías.

 

En 1880 el Ayuntamiento autoriza su uso en actos oficiales y posteriormente declara, como parte de las tradicionales fiestas del Santiago espirituano, el 25 de julio como el Día de la Guayabera.

 

La guayabera que además de ser el atuendo nacional,  se estableció por el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), como la prenda de vestir oficial en los actos del ceremonial diplomático del Estado y Gobierno.

 

Al oficializarse su utilización  se afirmaba que dicha prensa de vestir está ligada a la historia de nuestro país y constituye una de las más auténticas y legítimas expresiones de cubanía.

 

ESTILOS CONSTRUCTIVOS

En la zona colonial de características muy singulares persisten tres estilos constructivos donde existen cerca de dos mil inmuebles –palacetes,  mansiones y casas- con valor arquitectónico a partir de la mampostería y el adobe tradicional.

El barroco español está presente en los amplios portales de las mansiones más vetustas y el diseño clásico de la Iglesia Mayor, junto a su plazoleta, evolucionó hacia construcciones más adaptadas al clima caribeño.

Ya en el siglo  XVIII penetra con ímpetu el estilo neoclásico, presente hoy en día en la ornamentación de puertas y ventanas con preciosas rejas de vistosas filigranas, donde los artesanos buscaron cumplir el doble cometido de proteger y a la vez embellecer.

Las tradiciones forman parte de la cotidianidad, se han conservado de generación en generación: los coros de clave, únicos en la Isla, surgieron hace más de un siglo, los cabildos, la parrandas y los tríos.

 

Como una manifestación autóctona de carácter religioso en sus inicios nace en 1655 el Santiago Espirituano, que cada año se celebra a fines del mes de julio.

 

 Por el escenario del Teatro Principal desfilaron relevantes compañías y grupos teatrales.

 

En estos días las campanas de las iglesias anuncian el arribo al medio milenio de la villa, mientras los tambores africanos en el Cabildo de Santa Bárbara nos recuerdan la integración de las razas y su valía como aportadores a la nacionalidad cubana.

 

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